Lo primero que habría que hacer es aprender a valorar lo que tenemos y dejar de lamentarnos por lo que no tenemos, mostrar actitudes positivas ante las personas y los acontecimientos, rodearnos de gente divertida, hacer de nuestras obligaciones diarias una fuente de satisfacción. No se puede olvidar que la felicidad no está relacionada con grandes acontecimientos, ni con un buen trabajo o grandes cantidades de dinero, sino que está en disfrutar los pequeños momentos de cada día, y en esto influye mucho la actitud que cada uno tenga ante las adversidades y contrariedades que continuamente se nos presentan.
En estos casos la risa es la mejor de las medicinas, ya que es imposible reír de corazón y al mismo tiempo estar ansioso y tenso.
No hay que olvidar la importancia de aprender a valorar las pequeñas cosas, de recordar los momentos del pasado que nos hicieron reír, volver a ver una película que en su momento nos resultó divertida.
Fuente: Puleva Salud