¿Qué entendemos por «anclar una experiencia» en PNL?
¿Quién no ha experimentado escuchar una canción o ver una fotografía y, de repente, recordar una situación vivida? Seguramente, hay aromas que nos transportan a momentos específicos o personas.
Esta conexión entre ver una imagen, escuchar un sonido, percibir un olor, un sabor o sentir una sensación y que de inmediato aparezca un recuerdo determinado, es algo que puede ocurrir varias veces al día.
En PNL, esta conexión entre ver una imagen, experimentar un sonido, percibir un olor, un sabor o tener una sensación táctil, y que de repente aparezca un recuerdo específico, se denomina «anclaje».
Los anclajes nos permiten recordar de forma inmediata estados emocionales y emociones de situaciones vividas y pueden ser tan poderosos que simplemente al escuchar una canción podemos revivir las sensaciones físicas del momento al que nos transporta la música.
También podemos experimentar esto con experiencias desagradables: los anclajes pueden hacer que, después de un mal momento, como un susto o un accidente, reaccionemos de manera exagerada ante estímulos específicos. Por ejemplo, si esta mañana casi me atropella un autobús, es probable que por un tiempo la visión o el sonido de un autobús activen el recuerdo y mi cuerpo vuelva a sentir la misma sensación de miedo. Esta reacción es instantánea, automática y no está controlada por nuestra mente.
Todos tenemos muchos anclajes aprendidos de los cuales no somos conscientes. Los anclajes pueden cambiar nuestro estado de ánimo de forma instantánea. Si estábamos de buen humor y de repente nos sentimos molestos, podría ser porque se ha activado un anclaje inconsciente que nos trae recuerdos incómodos o desagradables.
La utilidad de un anclaje
Lo interesante y prometedor sobre los anclajes es que podemos aprender a anclar a voluntad experiencias agradables. Por ejemplo, si en el momento de disfrutar de una puesta de sol, desde un estado interno de paz, realizamos algún gesto con las manos o los dedos, si el anclaje está bien hecho, cuando repetimos este gesto, aparece el recuerdo de la puesta de sol y, lo que es más importante, la sensación interna de paz.
La PNL nos enseña a anclar estados agradables y también a desanclar estados desagradables o dolorosos. Anclar o desanclar no modifica nuestro recuerdo de los hechos, solo intensifica la sensación interna asociada al recuerdo.
El anclaje en psicología se refiere a un término de la programación neurolingüística en el cual asociamos un recuerdo de nuestra memoria que nos produce una buena sensación con un estímulo (el ancla). Gracias a la asociación de este estímulo con estas sensaciones o emociones positivas, las personas pueden crear una manera de obtener un refuerzo para enfrentar ciertas situaciones complicadas.
Por lo tanto, anclar es sinónimo de obtener el recuerdo de una experiencia positiva que nos brinde un estado mental deseado para enfrentar momentos de nuestra vida.
Creación de anclajes de PNL
Para sacar el máximo provecho de las estrategias de comunicación en nuestra vida diaria, es importante crear sistemas de anclajes que nos capaciten para conseguir el efecto deseado. Los tipos de anclajes que podemos crear pueden ser auditivos (el recuerdo de una canción que nos guste, el sonido de las olas…), visuales (una fotografía, la sonrisa de nuestro hijo…), olfativos (el olor a café recién hecho…) o kinestésicos (sujetar un bolígrafo, apoyar las manos en la mesa…).
La creación de un anclaje PNL eliminará las sensaciones y emociones negativas cuando nos enfrentemos a la interacción con otras personas. Por ello, su empleo es muy eficaz para llevar a cabo presentaciones, ponencias, discursos, e incluso para enfrentarnos a una entrevista de trabajo. Incluso hay personas con fobia social que hacen uso de estos mecanismos para poder comunicarse con los demás.
Por lo tanto, resulta sumamente útil que aprendamos a crear anclajes que nos ayuden en nuestra vida. El mejor modo de usar esta técnica de PNL es asociando buenos recuerdos a nuestras sensaciones. Por ejemplo, tenemos que dar una conferencia en un auditorio lleno de competidores. Necesitamos demostrar confianza para poder defender nuestros argumentos con claridad y seguridad. No solo debemos hablar de manera serena y confiada; nuestro lenguaje corporal, nuestra conducta, debe evidenciar esa seguridad que deseamos proyectar. Una buena solución puede ser asociar esa sensación a una experiencia ya vivida, a un momento en el que hayamos experimentado esa emoción (cuando le hemos explicado a nuestro hijo cómo se hace un ejercicio, cuando hemos hablado con nuestra pareja sobre un tema que nos apasiona, etc.).
Los anclajes se realizan combinando el contacto físico con un sentimiento o comportamiento que deseamos tener a nuestra disposición. Para crear un anclaje mecánico o un anclaje emocional, podemos seguir estos pasos:
Determinar cómo quieres sentirte: Ten claro cuáles son tus intenciones al realizar esta técnica de PNL. Por ejemplo, puedes usar el anclaje mecánico para sentirte más confiado y aumentar tu seguridad.
Recordar una experiencia con esa emoción: Para crear un ancla efectivo, recuerda cada detalle de un día en el que viviste las emociones que deseas revivir.
Elegir un método de anclaje: Un anclaje implica usar una acción u objeto que te haga recordar ese momento en el que te sentías seguro y confiado. La clave de los anclajes de PNL es que deben implicar el tacto.
Asociar el recuerdo con el gesto u objeto: Cada vez que toques el objeto o realices el gesto asociado, revive el recuerdo en tu mente y siente las emociones asociadas.
Repetir hasta que quede integrado: Como con cualquier hábito, la repetición es esencial para que el anclaje de PNL sea efectivo.
Te invitamos a que practiques la creación de anclajes con nuestros Programas Certificados en Programación Neurolingüística y puedas observar los resultados tan maravillosos que crean en ti.